Esa lengua pestilente
solo hiel va destilando
encaramada en un pollo
proyectil de escupitajo.
Su talento es la diarrea
de enjundias que por lo bajo
enchastran todo en la vuelta
buscando encontrar un blanco.
A quien agarra dormido
le deja ardiendo hasta el tajo,
las orejas coloradas
y el orgullo hecho pedazos.
Generalmente no mide
consecuencias por sus actos,
es como sopa de tripas,
es como esfínter fallado.
Como pizarrón y uña
que se enfrentan rechinando
es como espina en el ojo
doloroso como parto.
Sólo esconde el que lo engendra
inmundicia en su pecado,
víbora de cuatro lenguas,
sucio como rata e caño.
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