lunes, 19 de julio de 2010

Una sopa estridentemente dadaísta

Esa noche estaba con las glándulas procreadoras henchidas de impotente escucha, la vejerreta refúndula de mi suegra llevaba dos semanas quedándose en casa, no daba más, así que agarré la olla más rejundiosa que tenía y la llené hasta la mitad de agua. Junté dos carpéndolas que estaban sobre la mesa y con la cuchilla les corté la cabeza de un saque, me chupé todo el jugo verdoso que les salía por la cavidad expuesta tras el corte, tenía un gusto deliciosamente repergente. Con el mango de la cuchilla reventé las cabezas contra la mesada y así, chorreantes, las zampé de una en el agua que empezaba a calentarse. De la heladera saqué tres cotorjas y una merlupa, piqué las cotorjas con rabia mechumbrosa visualizando la petreña caripela de la vejerreta y luego de hundirlas en el amarillento líquido de la olla, rebané hasta la cortija a la pobre merlupa, que parecía mirarme con ese único ojito lagañoso que le sobresalía en la punta. En otro momento me hubiese dado lástima la pobre, pero esa noche juro que la trocé con placer.


De la olla emanaba ya un fuerte olor carrajoso, una buena señal, aquella sopa mataría de un plumazo la irritación visual y auditiva que llevaba incrustada en el cráneo.


¡Pérjolas dirifundas! A la sopa le faltaban fideos y no tenía, así que manoteé unos piterjos peludos que tenía en una bolsa adentro de un cajón, estaban medio babosos pero les pegué una buena enjuagada y con los dientes les arranqué la mayor cantidad de pelos que pude, era medio jodido porque tenía que escupir cada tanto para no tragármelos, los metí en la sopa y revolví un poco para que se mezclaran bien con el viscoso brebaje.


Me la serví en un plato hondo con una copa de tinto peterche cosecha tardía, me senté sólo en la mesa de la cocina y disfruté de un momento de paz alejado de la pernuta madre de mi consorte. La sopa estaba potable, lástima que cada tanto algún pelo de piterjo me arrancaba una arcada, pero nada comparable con la cara sonriente de la vejerreta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario